Madre mía, casi dos años sin publicar nada..............la verdad que no he tenido ni un minuto de respiro, nació mi princesa, me dediqué a su cuidado en cuerpo y alma, después vuelta al trabajo y después de un tiempo lidiando con la nueva vida, decidí que eso era de todo menos vida, así que decidimos embarcarnos en una nueva aventura laboral que nos permitiera trabajar y ser madre y ahora parece que ya lo tenemos más menos encauzado......más menos.
Como ya he dicho antes, no hace ni dos años que nació mi princesa, y ahora es curioso, cuando nació mi duende, te empezabas a relacionar con papis primerizos, que todos éramos un mar de dudas y ahí íbamos, ayudándonos como podíamos.
Ahora cuando llega el segundo, curiosamente acabas buscando otros en tu misma situación, es decir, aquellos que son padres por segunda vez y se supone que están lidiando, con criar al segundo y calmar los celos del primero, insisto, se supone, porque después de un tiempo, me he dado cuenta que los únicos que tienen celos son los míos y los únicos que se portan mal son los míos, el resto, son fantásticos.
Lo bueno, que yo ya no soy madre primeriza, y no me creo nada.............
Sales al parque, por ejemplo, mis niños, tiran arena, se tiran de cabeza del tobogán hasta que aterrizan con la cabeza en el suelo, hacen el pino puente..................y yo de cabeza con ellos porque molestan al resto, con este panorama, yo no tengo ni un segundo para mirar como se portan el resto, hasta que ya viene Margarita a despedirse, con sus dos retoños, de la misma edad que los tuyos, agarrados uno de cada mano y diciéndote, bueno chica, a ver si mañana estás un poco más tranquila y hablamos, porque vaya tarde que llevas, yo creo que lo que tienen son celos, los míos la verdad que se adoran y de celos nada, venga mona, hasta mañana.............cómo te quedas?
Al día siguiente vas a la piscina, al parque ni de broma que está Margarita, el mayor coge a la pequeña, que a Dios gracias, se mete en la piscina como el muñeco de Michelín, y ahí le ves, que la sube, la baja, le intenta hacer ahogadillas, y yo de los nervios, con amenazas, castigos..................por fin consigues llegar a la toalla, dos horas y media después, y a tu lado te encuentras a la típica mamá peinadísima, monísima, con sus niños de la edad de los tuyos, merendando tranquilamente y jugando con un mísero muñequito de playmobil sin hacer ruidos...................aquí prefiero no comentar como están los míos, la princesa, que es experta en darte unos tortazos que te dejan KO durante una hora, o te agarra el pelo hasta que consigue que te crezca un centímetro en 2 minutos, y el duende, que pasa del ataque de risa al llanto en 0.1 segundo y que no sabe lo que es estar sentado 1 minuto seguido.....llegados a este punto, lo único que quiero es llegar a casa y que no me vea nadie.
Pero después de mucho pensar, y discutir con el padre de mis niños, con la abuela de mis niños y con los amigos de los padres de mis niños, he llegado a la conclusión de dos cosas, primero que mis niños, efectivamente, son un poco salvajes, y en segundo lugar, que los niños de los demás, también tienen que ser unos salvajes, lo que pasa que seguramente, utilizan hipnosis, o algo similar, para sacarlos a la calle y es por eso por lo que van mucho más tranquilos que los míos, por lo tanto, me acabo de apuntar a un cursillo sobre hipnosis que va a flipar Margarita cuando me vea en el parque en septiembre.
Hasta la próxima
Por tu duende,